jueves, 23 de agosto de 2012

El rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid señaló cómo sólo Cristo colma la desproporción entre realidad y deseo.

La desproporción entre realidad y deseo es la que impulsa al hombre a una búsqueda sin confines. Es precisamente esta más o menos consciente relación con el infinito la que pone en movimiento a los hombres de todo tiempo, también en esta época dominada por la horizontalidad.

El tema del Meeting de Rimini de este año, La naturaleza del hombre es relación con el infinito, está inspirado en una frase de don Luigi Giussani y la conferencia central del mismo tema ha sido confiada a don Javier Prades López, uno de los más ilustres hijos espirituales de Giussani.

El martes por la tarde, ante una abarrotada sala B7 de la Feria de Rimini (doce mil personas, sin contar quienes siguieron la conferencia por las maxipantallas exteriores), el teólogo español, rector de la Universidad de San Dámaso de Madrid, fue sin vacilar a las raíces de la universal y bíblica pregunta: ¿quién es el hombre para que te cuides de él? (Sal 8).

L´Osservatore Romano
de este jueves recoge lo sustancial de su intervención en su página 4.

La vida no es suficiente, Cristo sí
Son inevitables los paralelos entre la tradición y la modernidad en torno al decisivo interrogante, pero Prades López tuvo éxito en el no fácil intento de eludir tal dualismo, citando a don Giussani, sin descuidar otros nombres menos previsibles pero igual de significativos.

"La eterna disociación entre realidad y deseo --explicó el rector de San Dámaso- desde siempre atribula y hace penar al hombre. Cada uno de nosotros debe aceptar que la vida que le espera es demasiado limitada para que se puedan albergar en ella todos aquellos deseos que llevamos dentro".

El drama del hombre que desea demasiado --tanto más cuando logra realizar todos sus propios deseos o gran parte de ellos- es la pérdida del sentido de sus pensamientos y sus acciones: se convierte en un hombre incapaz de verdadera experiencia, por tanto no tiene sustancialmente nada que decir.

El anhelo de infinito es más o menos manifiesto en todos pero nadie lo ha percibido nunca en modo más nítido que quien ha tenido la experiencia personal de Jesucristo, el Dios hecho hombre, el infinito que ha entrado físicamente en la finitud de la vida y de la muerte.

La reflexión de los contemporáneos
Una metáfora de la tensión hacia el infinito es la del horizonte que, como argumentaba el escultor Eduardo Chillida, "es inalcanzable" y, si nosotros avanzamos, se desplaza. Por su naturaleza, "el horizonte es la patria común de todos los hombres".

El escritor Ernesto Sábato se detiene sobre similar concepto de "absoluto", extrayendo consecuencias no muy diversas: la necesidad de absoluto es "una nostalgia de algo a lo que nunca he llegado", decía Sábato, y con esta nostalgia "confrontamos toda la vida".

Don Giussani, por su parte, formuló la categoría de la "experiencia elemental", es decir aquél "conjunto de exigencias y evidencias originales con las que el hombre se ve proyectado a confrontar con todo lo que existe".

La Resurrección, punto de fuga
Estamos ante un anhelo y una inquietud a los que sólo Jesucristo puede dar respuesta, siendo su Resurrección "el primer y fundamental acontecimiento en el que el punto de fuga se hace experiencia del hombre". Porque en la realidad "el punto de fuga es el índice de un más allá, este más allá se ha convertido en carne y huesos".

Si una barca, acercándose al horizonte, se hace cada vez más pequeña (como dicen las populares "Sevillanas del adiós"), don Giussani explicaba que la novedad del cristianismo consiste en lo contrario, es decir el horizonte que, sorprendentemente, se acerca al hombre.

El cristianismo, rompedor
Es de tal manera rompedor el cristianismo, el infinito que se asoma a la historia de cada uno de nosotros, que es imposible reducirlo a pura experiencia subjetiva, confinada al ámbito personal, como pretenderían las ciencias naturales y sociales actuales.

El cristianismo debe por tanto afrontar la puesta en cuestión de la mentalidad contemporánea de tres asuntos fundamentales e irrenunciables: la unicidad del hombre en cuerpo y alma; su intrínseca constitución sexual como hombre y mujer; la plenitud del hombre en la sociabilidad natural.

Sobre el primero de los tres asuntos citados, sin embargo, está la sorprendente respuesta que proporcionan las neurociencias, que ponen en crisis "una explicación del hombre puramente inmanente, de tipo material, incapaz de dar cuenta del enigma del hombre".

Podemos conocer por tanto a Cristo, máxima expresión humana del Infinito manifestado en la tierra, y podemos conocerlo mejor en la mendicidad. "El verdadero protagonista de la historia es el mendicante: Cristo mendicante del corazón del hombre y el corazón del hombre mendicante de Cristo", afirmó Prades al concluir de su intervención.


martes, 21 de agosto de 2012

Cuando Facebook se convierte en una droga

Por: Jorge Enrique Mújica
6 preguntas para diagnosticar una ciberdependencia
Cuando Facebook se convierte en una droga.
Cuando Facebook se convierte en una droga.
«El uso de Facebook ha aumentado rápidamente y esto nos ha llevado a encontrarnos con una serie de dependencias vinculadas a los “social media” que se puede comparar a las drogas». Son palabras de la psicóloga Cecilie Schou Andreassen, de la Universidad de Bergen, en Noruega, autora del estudio «Bergen Facebook Addiction Scale». Esta investigación permite establecer el tipo de relación que los individuos instauran con los «social network», valorando un eventual riesgo de ciber-dependencia.

El «Bergen Facebook Addiction Scale» fue publicado en la edición de abril de 2012 del Psycholigical Reports (véase en el siguiente
enlace ) y los resultados ponen de manifiesto que, dada la naturaleza social de Facebook, que evita el «cara a cara», se puede llegar a la adicción, especialmente en cuatro grupos vulnerables:

1) usuarios jóvenes,
2) usuarios ansiosos,
3) usuarios inseguros y
4) mujeres.
El estudio también evidencia que las personas organizadas y/o ambiciosas no suelen caer en esta ciber-dependecia.

Las preguntas del test para medir el grado de dependencia personal, según el «Bergen Facebook Addiction Scale», son las siguientes:


1. ¿Paso mucho tiempo pensando en Facebook y en conectarme para usarlo?
2. ¿Siento la necesidad de usar Facebook y, además, por mucho tiempo?
3. ¿Usas Facebook intentando olvidarte de tus problemas?
4. ¿Has intentado reducir el uso de Facebook sin lograrlo?
5. ¿Te agitas o inquietas si te prohíben usar Facebook?
6. ¿El uso de Facebook ha tenido repercusiones negativas en tus estudios o trabajo?

La escala de valoración para cada pregunta es:

1. Muy rara vez
2. Raramente
3. Algunas veces
4. Mucho
4. Muchísimo

Si 4 de las 6 preguntas tiene un “mucho” o un “muchísimo” se puede comenzar a hablar de adicción. El «Bergen Facebook Addiction Scale» fue realizado en 2011 con 423 estudiantes (227 mujeres y 196 hombres).

Aunque la ciber-dependencia no ha sido clasificada todavía como una enfermedad, según el doctor Elias Aboujaoude, profesor asistente en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Stanford, «Lo que podemos decir con certeza es que para una parte significativa de la población hay algunas banderas rojas que indican un problema real». Esos problemas implican consecuencias familiares, matrimoniales, laborales y de salud.

Fuente:
http://www.yoinfluyo.com/yi20/int-liderazgo/tecnologia/467-eres-adicto-a-facebook-aqui-te-decimos

miércoles, 8 de agosto de 2012


Raúl Espinoza Aguilera


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El otro día observé la siguiente escena en una calle cercana a mi  casa: una chica iba muy divertida contestando sus mensajes del celular caminando por la acera de enfrente.
Sin darse cuenta ni tampoco voltear, cruzó la avenida despreocupadamente y un coche milagrosamente logró enfrenarse y apenas le dio un ligero tope, que fue suficiente para que arrollara levemente a la adolescente y "salieron volando", por supuesto: su celular, sus lentes y los zapatos. Ella se incorporó como "un resorte" reclamándole con mal humor al conductor del automóvil que era un irresponsable, que pusiera más atención.
Él se limitó a contestarle que fue ella la que sorpresivamente invadió la calle, sin tomar ninguna precaución.
Estas escenas se repiten cotidianamente. ¿No te ha tocado, amigo lector, de peatones que se estrellan contra ti en un centro comercial, en la banqueta, en el pasillo de un edificio… porque los jóvenes van muy concentrados recibiendo y respondiendo a sus mensajes? Hace poco salía en el periódico que  un 80 por ciento de los accidentes automovilísticos que se registraban entre los peatones en la Ciudad de México tenían su causa en que iban más imbuidos en sus mensajes por celular que en estar atentos  a la circulación de los coches.
Aclaro que, en lo personal, me encantan todos los modernos avances de la cibernética y que me ha tocado presenciar asombrosos progresos que cuando era niño pertenecían al mundo de la ciencia ficción y ahora son una maravillosa realidad.
Pero es innegable que  el tema de los celulares se ha convertido en una verdadera adicción o codependencia, por ejemplo:
  1. Se tiende a olvidar que lo más importante es la persona humana, su dignidad y la convivencia que se pueda tener con ella. Por ejemplo, si un fin de semana se reúnen abuelos, tíos, primos, hermanos, sobrinos, etcétera resulta un tanto absurdo que los más jóvenes le concedan más importancia a los mensajes que van recibiendo, que a la conversación que se tenga y ayude a una mayor integración familiar.
  2. Si tenemos una cita con una persona para tratar diversos asuntos profesionales, no deja de ser molesto que sea el celular el “moderno impertinente” como le llamaba el estadista francés Charles de Gaulle, y se le conceda el mismo plano de importancia a un mensaje que comente: “Está buenísima la película de ‘Batman’. No dejes de verla” o una llamada por celular de un familiar que diga: “Estoy en el supermercado. Al rato llego a la casa, como habíamos quedado”. Es evidente que los asuntos tienen su orden de importancia y hay que saber respetar la persona con quien se está y qué asuntos se están tratando. Lo otro, se puede responder posteriormente.
  3. Peor aún, en esas reuniones de trabajo, a las que han sido convocados profesionales que han acudido de lejanas ciudades del país y se van a tratar asuntos trascendentales para la empresa. ¿No se han fijado como algunos de inmediato colocan sobre la mesa sus celulares para estar atendiendo habitualmente menudencias, cuando se está deliberando, por ejemplo, si se toma la decisión de invertir una buena cantidad de millones en tal o cual iniciativa?
  4. Evidentemente hay una desproporción abismal entre una decisión financiera de envergadura y el acuerdo sobre si hoy comeremos comida italiana o mexicana. ¿Qué hay detrás de estas actitudes? Desde luego una compulsión, en muchos casos incontrolable; una adicción en algunas personas que raya en lo patológico. ¿No has escuchado expresiones como: “Estoy en crisis,  no se bajó la pila de mi celular y olvidé mi cable para recargarlo? O adolescentes que no apagan su celular durante toda la noche “no vaya ser que reciban un mensaje importante”.
  5. Conozco a directivos de empresas y a catedráticos de universidad que al entrar a las juntas o al salón de clases les piden a los asistentes que, en un lugar aparte, dejen sus aparatos para que se concentren en los temas que se van a tratar. No falta quienes se disgusten por tal petición.
En conclusión, un extraordinario “medio” de comunicación como es el celular (con su capacidad de intercambiar mensajes, ver internet, chatear, entrar en redes sociales, etcétera) no se puede convertir en un “fin” para satisfacer una curiosidad inmediata, una compulsión desmedida porque eso conduce al caos, a la anarquía y al desorden tanto en el trato con las personas como en el aprovechamiento de nuestro tiempo. No hay más remedio que ser exigentes con nosotros mismos para lograr ser más eficaces en nuestro trabajo,  en el estudio o más finos y atentos en el trato con los demás.
Blog: www.raulespinozamx.blogspot.com
Fuente:  http://www.yoinfluyo.com/yi20/int-liderazgo/principal-liderazgo/1200-cuando-los-celulares-matan
“Wall-E” regresa “en vivo”  PDF Imprimir E-mail
Nuria García / Lunes, 06 de Agosto de 2012 13:33 
“Wall-E”, aquel robot que nos enamoró en 2008 cuando bajo la dirección de Andrew Stanton, conoció a Eva y la siguió hasta llegar al universo para ayudarle a regresar a la raza humana a la tierra, está de regreso, pero ahora “en vivo y directo”.
Un programador computacional llamado Mike Senna creó una réplica del protagonista en tamaño real que hace todo lo que “Wall-E” hacía en la película de Disney-Pixar: camina, mueve las dos manos, alza las cejas y, por supuesto, dice su nombre con su característico tono.
Senna pasó los dos últimos años y medio de su vida trabajando en este proyecto. Fue una labor muy difícil para él, ya que lo único que tenía para desarollarlo eran las imágenes de Pixar, pero éstas cambiaban de tamaño a lo largo de la película. Además, tuvo que hacer la mayoría de las piezas él mismo.
El “Wall-E” real mide 1.04 metros, emite siete diferentes sonidos, pero su vocabulario se va a incrementar, porque Senna planea ponerse en contacto con Ben Burtt, el diseñador de sonidos que le dio la voz, para que diga nuevas palabras.
Por otro lado, en un evento el programador le mostró su robot al director de Pixar, John Lasseter, y éste sostuvo que le encantó el personaje y le pidió que lo llevara a Disney cuando estuviera listo, informó “Entertainment Weekly”.
Mientras termina de construirlo, Senna presentará su creación a niños internados en hospitales.

Tomado de: http://www.enlabutaca.com/la-critica-noticias-notas/noticias/1293-wall-e-regresa-en-vivo